Amores de película

!Esa es mi mujer!- grita Erik en un cine de Hamburgo.

Ella, la bella mulata que brilla en la pantalla, es Gladis, cubana, madre soltera en el documental alemán “Habana mi amor”.

Eric llama al director Uli Gaukle y le dice que se va a Cuba a buscar a esa muchacha.

Gladis y Erik se casan en La Habana.Uli Gaulke y su colaboradora Jeannette Eggert se quedan helados. Saben ahora que pueden decidir filmar la primera historia de amor en tiempo real

En su casa, en sus vacaciones, en fiestas y crisis, durante 2 años, el equipo seguirá a la pareja para rodar “Cásate conmigo”.

La Habana-Hamburgo

La Habana es otra cosa que Hamburgo, ahí uno se puede casar y pasearse en un espléndido Chevy descapotable de los 50 mientras todo el mundo lo saluda.

La Habana.. calor, mar interminable.

Gladis, Erik y Omar en el dÃa de la boda.Hamburgo es otra cosa que la Habana. El novio no es demasiado romántico e invita a su mujer a armar una cama de Ikea, una popular tienda de muebles, en su primera noche alemana .

Pero en Hamburgo hay de todo: heladera llena, un amplio departamento.

Los suegros son toda comprensión, aunque se nota que ven con escepticismo la decisión de su hijo. !Quién sabe que tendrán en la cabeza estos cubanos!.

Todo esto hace parte de este documental.

Omar, parte del documental y la vida

Omar tiene 7 años y no le queda más que ir siguiendo a su madre, descubrir disfrutar y soportar Alemania.

Sus vecinos lo llaman “negro tonto”, sus vecinos son turcos. Omar insulta en alemán, sin entender lo que dice.

Erik conversa con los niños sobre lo absurdo del racismo entre inmigrantes, su madre le recomienda a su hijo que les dé una buena paliza.

La bella Gladis es esplendorosa en el monocromático paisaje alemán. Su mirada, la incansable sonrisa incomodan y fascinan a hombres y mujeres. También a un viejo y extravagante londinense, que la conoce hace tiempo y la visita en Hamburgo.

El documental es todo un éxito en Alemania.Erik sabe que este es otro de sus incontables rivales y lucha con sus armas alemanas: tesón, responsabilidad, honestidad.

Pero Gladis no está convencida, quizás la fascinación por ese alto hombre de tierras extrañas sea sólo un espejismo, quizás la opulenta vida en Alemania se haga insoportable. Quien sabe que tienen en la cabeza los alemanes.

!Sólo tienes que aguantar 6 años, luego puedes quedarte!- la aconseja una compatriota en un veraneo italiano. “¡Cuándo pensaste estar en Europa! ¡Piensa en el futuro de tu hijo!” – la amiga conduce, implacable, por los caminos italianos. Gladis calla.

Gladis está en el baño, y mira con estupor y desesperación como la segunda de las dos líneas de la prueba de embarazo sube y le dice: ¡estás encinta!.

Erik está feliz. Gladis, adiestrada en el fatalismo latino, muda la desesperación por una lenta, resignada alegría.

Mientras el niño crece, Gladis arremete con el alemán. Lo que no consigue con palabras, lo logra con su sonrisa. Después de casi dos años Omar habla sólo en alemán con su madre.

En el estreno de la cinta, le pregunto a Gladis si valió la pena llegar a Alemania.

Gladis piensa y responde con su sonrisa y un ¡Sí!

Fuente: BBCMUNDO.com

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